Está De Moda Ser Ateo

 21 marzo, 2024 – Hernan Gonzalez 

¿Crees en Dios? La respuesta más habitual a esta cuestión a menudo viene a ser respondida con un rotundo: “No”. Hablar de la existencia de Dios, se ha vuelto un punto de discusión entre las personas al grado de poner una barrera entre los unos con los otros. En la actualidad el mantenerse firme en la convicción de nuestra creencia en un Dios altamente grandioso se ha vuelto para muchos algo ofensivo. Un cristiano dice que Dios existe; un naturalista niega que Dios existe. Estas dos creencias son necesarias para sus respectivas cosmovisiones.[1] Dentro de estos dos marcos, hay algo que si es verdad, en primer lugar, es que la mayoría de los ateos que dicen serlo, no lo son en realidad. Por otra parte, un creyente no puede demostrar de una forma tangible la existencia de Dios, al igual que un ateo no puede probar su inexistencia.

La etimología de ateísmo proviene del término griego ἄθεος (ateo), que a su vez se compone del prefijo ἄ, que significa “sin”, y el sustantivo θεος (Theo) que significa “Dios”. El ateísmo es la posición filosófica que niega la realidad del teísmo. Por su parte el agnosticismo es la posición que ni afirma creer en Dios al igual que tampoco niega su existencia. En definición, un ateo simplemente es una persona que no tiene una cosmovisión centrada en Dios. El naturalismo filosófico y el raciocinio humano ha venido a bombardear las aulas y ha levantado una nueva generación de personas agnósticas y en el mayor de los casos, ateos.

La demografía del ateísmo ha venido al alza, mayormente en los dos últimos siglos de nuestra era. En encuestas recientes se estimó que alrededor del 25% de los profesores universitarios son ateos o agnósticos. Y solo el 6% dijeron que la Biblia es la verdadera palabra de Dios, mientras que un 51% describió a la Biblia como “un antiguo libro de fabulas, leyendas, historia y preceptos morales”. Esta lucha entre creer y no creer la existencia de Dios ha provocado en las generaciones más jóvenes un conflicto existencial sobre la realidad en la que vivimos. El ateísmo ha buscado de cierta manera dar una explicación a los sucesos y procesos naturales de la existencia misma, así como darle un significado a la vida humana, pero en su intento ha dejado resultados no concretos y más dudas que respuestas satisfactorias.

¿Fe vs Ciencia?                                                                                    

Para algunos ateos les hace sentirse inteligentes por encima de los creyentes, debido a que consideran sus posturas naturalistas ateas, tienen una mejor explicación a través de la ciencia y los avances tecnológicos, lo que los ha llevado a remover a Dios de la ecuación ante los resultados y descubiertos por la misma ciencia.

En los comienzos de la ciencia moderna, científicos de la talla de Galileo, Bacon, Newton, Kepler y Clerk Maxwell, creían en un Dios creador e inteligente cuya creación sería el universo mismo. Al día de hoy pareciera que la ciencia se ha venido encima los creyentes como si esto fuera un debate entre los inteligentes y los tontos. Pero cuando vamos en retrospectiva en el tiempo, descubrimos que el hombre se hizo científico porque presuponía ver a Dios en la naturaleza. Aquel hombre conocido mayormente como el gran rey David escribió: Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento anuncia la obra de Sus manos (Sal. 19:1). El salmista exalta a Dios por la maravillosa revelación que hace de Sí mismo a través de la naturaleza. Nosotros podemos ver las huellas dactilares de Dios en su majestuosa creación. Pero para el siglo XX los científicos modernos ante sus descubrimientos de las leyes naturales y su mecanismo funcional y llevaron a la conclusión de que ante tal mecanismo, Dios ya no era necesario. Por su parte, los científicos antiguos supieron diferenciar entre las leyes naturales y el Creador de esas leyes. Pero para el siglo XX el intelecto que alcanzaron las personas, particularmente los del ámbito científico, despertó en el orgullo humano caído y los llevó a desacreditar a Dios y vivir a la luz de su pobre entendimiento.  

¿Por qué Existe Algo En Vez De Nada?

La pregunta más antigua en la filosofía despierta la inquietud de las personas, al igual que la mayoría no tiene una respuesta para esta cuestión, pero la realidad de la existencia misma apunta a una sola cosa. Hay algunos científicos y filósofos que mantienen que no tendríamos por qué sorprendernos del orden y ajuste fino del universo, pues si no existiera la vida basada en el carbono, esta sería imposible y no estaríamos ahí para observar tal ajuste fino.[2] Es por ello que ante la necesidad de una primera causa no causada apunta a la necesidad de Dios, el hecho de que exista algo en lugar de nada, es un argumento mayormente plausible ante la evidencia disponible y observable de un Dios Creador. Si esto es así particularmente el enfoque de la creación se centra en Aquel ser divino. Por otro lado, muchos intelectuales modernos señalan que no solo la evolución ha eliminado la necesidad de Dios, sino que solo lo que es comprobable en un laboratorio puede considerarse verdadero.[3] Con esto pareciera que la ciencia y la fe entran en conflicto. 

La Biblia nos da una respuesta plausible con un alto alcance explicativo ante la evidente y majestuosa creación: porque las cosas invisibles de Él, Su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusas (Rom. 1:20). El apóstol Pablo testifica que la creación misma nos dice mucho de Su Creador. El famoso ateo del siglo XX, Antony Flew vino a creer en un Dios creador debido a la alta evidencia observable y el orden de la creación misma. Y él mismo argumenta que la presunción del ateísmo y otros escritos ateos sostenían que debíamos tomar el propio universo y sus leyes fundamentales como una realidad última.[4] Pero dado la naturaleza de la evidencia empírica y observable y ante lo obvio, todo apunta a una sola cosa. Por qué existe algo en lugar de nada, la respuesta de la fe cristiana es Dios. A decir verdad, toda la creación de Dios predica.[5] La majestuosa creación es evidencia y un indicio altamente perceptible que apunta a la existencia de Dios. Dios como Creador y Diseñador, dejó plasmado parte de sus atributos y de su naturaleza en toda su creación. Es presuponer que de la nada pueda surgir algo, es poco plausible y razonable de creer dado la naturaleza misma de las cosas.

Diagnóstico De Una Cosmovisión Atea

Las Escrituras nos dan el diagnóstico y la condición en la que se encuentra el corazón de la raza humana. El apóstol Pablo declara que aun habiendo conocido a Dios, las personas decidieron no gloriarle ni darle gracias no solo por su bella revelación en la creación sino por lo majestuosa que es esta, sino que decidieron por su propio raciocinio hacerlo a un lado y como consecuencia sus corazones fueron endurecidos (Rom. 1:21). Tal y como lo dijo el físico y apologeta francés Blaise Pascal: “Hay suficiente luz para los que desean solo ver, y suficiente oscuridad para los de inclinación contraria”. 

Ante la realidad de la revelación natural de Dios, algo si es verdad, las personas no creen en Dios, o no quieren creer, no por lo poco que saben de Él, sino por lo que si saben y no es de su agrado. La Biblia llama a los ateos: necios (Sal. 14:1) y en ningún momento vemos que las Escrituras digan que el ateísmo tenga un problema intelectual, sino más bien es un problema moral. En otras palabras, los ateos no quieren creer por la misma razón que un asesino no quiere enfrentar a la justicia, porque si Dios si existe, es culpable frente a Él, pero niega la existencia de Dios porque eso le da licencia para hacer lo que le plazca sin tener un sentido de culpabilidad. Si aun y con las evidencias niegan lo obvio, el diagnóstico es que el pecado a cauterizado sus conciencias y esto no les permite ver las grandezas de un Dios Creador. El ateísmo contemporáneo es una huida de un mundo sin Dios.[6] Pero la realidad de esta cosmovisión comienza y termina con la desesperanza.

La Buena Noticia

La revelación última y más completa de Dios a través de Su Hijo, vino a diagnosticar el corazón incrédulo de los hombres y dar a conocer la triste condición de la humanidad, pero al mismo tiempo vino a ofrecernos una esperanza. El evangelio es una Buena Noticia. La Buena Noticia de que a pesar de nuestra condición y nuestra incredulidad, Dios viene a darnos una nueva vida a través de la Fe en Jesucristo y poder experimentar un nuevo nacimiento que nos permita ver la gloria y la grandeza de Dios desde Su creación hasta Su plenitud en la revelación de Su Hijo. La solución del mal moral se encuentra en la perfecta obediencia que caracterizó la vida de Jesús y en Su muerte por aquellos que creen en Él para perdón de sus pecados.[7] Jesús se hizo pecado por nosotros, para nosotros ser revestidos de una gloria inmerecida. Tal y como lo escribió aquel hombre llamado Pablo. El que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él. (2 Corintios 5:21).



[1] David K. Clark, Método Teológico Para Conocer Y Amar A Dios. Salen Oregón, Estados Unidos: Publicaciones Kerigma, 2003. 133.

[2] John C. Lennox, ¿Ha Enterrado La Ciencia A Dios? Madrid, España: Ediciones RIALP, S.A., 2019. 118.

[3] Norman L. Geisler y Frank Turek. No Basta Mi Fe Para Ser Ateo. Wheaton, Illinois: Faro de Gracia, 2019. 28.

[4] Antony Flew, Dios Existe. Madrid, España: Editorial Trotta, 2012. 117, 118.

[5] Nancy Pearcey, Verdad Total. Tylor, Texas: Editorial JUCUM, 2014. 36.

[6] John Gray, Siete Tipos De Ateísmo. Allen Lane, Londres: Editorial Sexto Piso S.A. de C.V., 2019. 9.   

[7] Doug Powell, Guía Holman De Apologética Cristiana. Nashville, Tennessee: B&H Publishing Group, 2009. 349.

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