Cómo Se Interpreta 1 Pedro 3:21 Aplicando Principios Hermenéuticos

Septiembre 27, 2024 – Hernan Gonzalez

La interpretación bíblica es una de las tareas más arduas dentro el mundo académico y eclesiástico. Los autores bíblicos inspirados por el Espíritu Santo escribieron la verdad divina que debía ser revelada al mundo con el propósito de anunciar las buenas nuevas y que sus oyentes comenzaran a experimentar un cambio de vida ante esta nueva realidad revelada por Dios en Cristo. Pedro quien fue un pescador y uno de los discípulos originales de Jesús que además de ser uno de los testigos oculares de su ministerio también fue una persona que experimentó las apariciones del Jesús resucitado, tal experiencia lo llevó a convertirse en uno de los pilares de la iglesia primitiva y uno de los autores de los escritos del Nuevo Testamento. Dichos escritores recibieron la revelación de parte de Dios con el propósito de dejar para la iglesia las instrucciones a seguir para que los cristianos supiesen cómo afrontar y caminar en la fe ante lo por venir. La epístola de 1 Pedro es una exhortación a permanecer firmes en medio de la persecución (5:12).[1] Pero dentro de esta misma epístola, las palabras de Pedro 3:18-22, están entre las más difíciles de interpretar en el Nuevo Testamento.[2] Por ello, comprender la naturaleza de esta epístola en relación es de gran importancia para su correcta interpretación. El término griego βάπτισμα que significa bautismo consiste en el proceso de inmersión o sumersión por parte de una persona al venir a la fe, al igual que tiene un significado en el sentido de emergencia y particularmente en el Nuevo testamento en algunos pasajes es visto en un sentido de ordenanza. Este versículo ha sido un terreno de batalla entre los que enseñan la regeneración bautismal y los que niegan que el bautismo tenga poder alguno para salvar.[3] En el Antiguo Testamento, los ritos de inmersión estaban asociados con la conversión de la pureza ritual, especialmente los sacerdotes (Lev. 15; 16:4; 24), mientras que durante el periodo del Nuevo Testamento el agua por sí misma y la inmersión en ella funcionaron como los medios principales por los que las impurezas se eliminaban en el judaísmo farisaico (Mt. 15:2; Jn. 2:6).[4] Ante esto hechos, se han ofrecido tres interpretaciones las cuales dejan aún ciertas dudas o no aclaran lo que el apóstol Pedro quiso decir a su audiencia original:

A) Cristo, después de su muerte, fue en espíritu al hades, donde predico el evangelio a los muertos que habían vivido antes de Cristo (o solo a los contemporáneos de Noé). Fue la interpretación más común entre los antiguos Padres de la iglesia. B) Sostenida por Agustín y los reformadores, afirman que el texto se refiere a un ministerio especial de predicación de Cristo en su preexistencia, es decir, en su estado anterior a la encarnación, por medio de Noe, a los hombres de su tiempo. C) La tercera opinión, la más generalizada en nuestros días, es que Cristo, en el intervalo que medió entre su expiración y resurrección, proclamo la gran victoria de la cruz en el mundo de los espíritus desobedientes, probablemente ángeles (comp. 2 P. 2:4-5; Judas 6 y Gén. 6:1-4). Como parece desprenderse del contexto del versículo 22. La oscuridad del pasaje no ha sido aún desvanecida; pero en contraste con sus puntos nebulosos destaca radiante su contenido esencial: el triunfo de Cristo en su muerte y en su “vivificación” en espíritu (v.18), en su resurrección (v.21) y en su ascensión (v. 22).[5]

Con estas interpretaciones existentes entre los académicos, surgen dos preguntas adicionales para responder ¿Cuáles son los hechos que requieren una explicación? y ¿Qué explicación responde mejor a estos hechos? Si la epístola de 1 Pedro fue escrita con el propósito de dar ánimo a los cristianos para afrontar el sufrimiento y la persecución con valentía y esperanza ¿Qué sentido tiene con la epístola en general que Pedro traiga al escenario el evento histórico de Noé y el diluvio y su correlación con el bautismo seguido de la resurrección de Jesucristo? Bueno, hagamos un análisis interpretativo de 1 Pedro 3:21 a la luz de varios principios hermenéuticos.

Género Literario

De acuerdo con la historia, existe una gran probabilidad dado la evidencia tanto interna como externa que 1 Pedro fue escrita aproximadamente en el 64 d.C., cuando una persecución hacia los cristianos dio comienzo en los tiempos de Nerón. Ante esta situación, la naturaleza de este documento tiene su explicación cuando es vista como una carta o una epístola general, ya que tanto en su estructura, así como en su mensaje, lleva esa tonalidad tanto de exhortación, de ánimo, así como en un sentido pastoral para todos los creyentes que ahora formaban parte de la iglesia de Jesucristo. Particularmente en el 1 P. 3:21, el apóstol hace un énfasis en que el acto de fe indicado en el bautismo en vez de la purificación física, era significativo, por lo que el “bautismo” era un acto de conversión en el judaísmo de antaño, pero el judaísmo insistía en la sinceridad de arrepentimiento para que el mismo fuera eficaz.[6] Por la misma evidencia interna, descubrimos que los destinatarios de 1 Pedro que residían en aquel entonces en 5 provincias romanas (1 Pedro 1:1),[7] entendían la amplia terminología que Pedro usa en el versículo 21 haciendo alusión que tales instrucciones no solo eran para iglesias especificas o a individuos en ciudades específicas, sino aun los creyentes ya bautizados. En su contexto histórico y cultural y sobre todo entendiendo la revelación de Dios en Jesucristo, 1 Pedro 3:21 cobra un mayor sentido tanto doctrinal como teológico para todos los creyentes con el bautismo y la resurrección de Cristo. La conexión del bautismo de agua y el bautismo de Espíritu con la purificación está bien patente en toda la Escritura, y en relación con la muerte de Cristo y Su poder de resucitar.[8]

Narrativa Histórica

Debido a la naturaleza, a la composición gramatical y la forma en como está estructurada 1 Pedro 3:21 no es considerada como una narrativa histórica. La narrativa historia comunica hechos reales en forma de relato.[9] Por su parte, el propósito del apóstol Pedro al traer al escenario los eventos históricos de Noé y el arca era con el fin de hacer un énfasis específico en como Dios intervino en el pasado para la salvación de los hombres y como ahora actúa en un sentido para una salvación eterna por la resurrección de Jesucristo. En este caso Pedro al comparar el bautismo con el diluvio, sugiere que Dios usó el bautismo para quitar la contaminación de la carne y este sirvió como una expresión externa de una actitud interna de fe y arrepentimiento.[10] Pedro enfatiza que la salvación que experimentó Noé y su familia fue una salvación física literal, pero ahora en 1 Pedro 3:21 el énfasis de esta salvación tiene en el bautismo un sentido de purificación en la conciencia del creyente en la creencia de la resurrección. En caso de que sus lectores atribuyan erróneamente un poder mágico o mecánico al sacrificio, Pedro declara que el medio para la salvación no es realizar un rito externo, sino lo que este simboliza: la unión con Cristo en Su muerte y resurrección.[11] Lo que Pedro quiere decir en este versículo 21, es que el agua por medio del cual se salvó de la catástrofe Noé con su familia era tipo de bautismo, por eso dice que el bautismo es un antitipo del agua aquella.[12]

Lenguaje Exagerado o Hipérbole

Pedro el autor de la primera epístola que lleva su nombre, no parece presentar literalmente un lenguaje hipérbole o exagerado en este versículo (1 P. 3:21), más bien lo que el apóstol hace es darle a su audiencia el alcance y el impacto que trae el acto de obediencia del bautismo y la creencia de la salvación eterna por la resurrección de Jesucristo. Quizás por esta razón, Pedro presentó el ejemplo de la victoria de Cristo sobre los poderes del mal como un incentivo para soportar acciones injustas (1 Pedro 3:18-22),[13] lo que debe llevar al creyente a tener una actitud en la que refleje el carácter y de testimonio de la persona y obra de Jesucristo ante cualquier adversidad que se presente. Al parecer el lenguaje usado por el apóstol es en su naturaleza simbólico. En primer lugar, porque la salvación dada a los hombres no vine por un acto o merito humano sino por lo que Dios ya ha hecho en Jesucristo. Por ello, Pedro emplea aquí el bautismo para referirse a la inmersión figurada de Cristo como el arca de protección que navegará por sobre el holocausto del juicio a los malos.[14]

El bautismo para los tiempos del apóstol Pedro era un símbolo de obediencia salvadora. Por ello el lenguaje usado en 1 Pedro 3:21 al ser tomado literalmente puede hacer que los creyentes piensen que el acto físico que se llevaba a cabo en el bautismo es el que da la salvación. El agua salvó a Noé, pero no por sí misma, sino por mantener el arca construida en la fe basada en la palabra de Dios: era para él un sello y medio de una suerte de regeneración en la tierra.[15] Esto estaría haciendo alusión a que el bautismo es solo símbolo de salvación la cual ya a ocurrido en interior del creyente.

Las Figuras de Lenguaje

Para la interpretación 1 Pedro 3:21 vemos que el autor nos ofrece diferentes símbolos e imágenes, así como hace uso de nombres para darnos un panorama más amplio de todo lo que se conectará directamente con el versículo 21. Para dar su argumento, Pedro trae al escenario personajes y elementos que eran conocidos por su audiencia original, en este caso Noé y el diluvio, seguido del bautismo y el icónico evento de la resurrección de Jesucristo. Por ello, el apóstol utiliza la figura del "tipo" o "antitipo" en este pasaje para hacer énfasis en un aspecto que los lectores tenían que entender a mayores rasgos. Es de llamar la atención que Pedro use el evento histórico de Noé y el arca en el diluvio, quizás porque entendía la revelación progresiva y la acción salvadora de parte de Dios, la cual tuvo su mayor alcance en la revelación superior y final en Cristo y su culminación salvadora en la resurrección. Más que solo recordar este suceso, el apóstol más bien transmite verdades teológicas sobre acontecimientos descriptivos en un género literario rico en símbolos e imágenes.[16] El diluvio con el bautismo, y Noé con Cristo.

En el pacto con Noé, aunque ciertamente de la gracia de Dios o del favor inmerecido, parece ser bastante diferente en cuanto a las partes involucradas (Dios y toda la humanidad, no solo los redimidos), la condición mencionada (no se requiere ni fe ni obediencia del parte del hombre), y la bendición que se promete (que la tierra no sería destruida de nuevo por el diluvio es sin duda una promesa diferente de la vida eterna).[17]

La experiencia de aquellos que estuvieron en el arca en la época del diluvio fue una figura o un tipo de los hechos de muerte espiritual, sepultura y resurrección; siendo el bautismo cristiano un antitipo, “un tipo correspondiente”, “que corresponde a esto” (1 Pedro 3:21).[18] La figura de lenguaje usada por el apóstol bien podría tener varios propósitos. En primer lugar, el judaísmo antiguo a veces utilizaba el diluvio como un prototipo del juicio futuro.[19] Pedro como judío y su experiencia con el Salvador, comprendía claramente estos antitipos y hace uso de ellos como figuras de lenguaje para que su audiencia que experimentaba persecución y sufrimiento recordara la acción salvadora de Dios en los tiempos de Noé y de igual forma vieran en el accionar divino una salvación de vida eterna por la resurrección de Cristo. Con ello se compara la salvación del arca y el bautismo en ambos casos, los creyentes se salvan mediante las aguas del juicio, ya que el bautismo describe una salvación a través de un juicio.[20] Aunque para los tiempos de Noé como bien el apóstol lo menciona, Dios trajo juicio sobre una humanidad desobediente removiendo la mayor parte de la inmundicia humana, por lo que el arca era un símbolo de obediencia y salvación. Lo que Pedro señala en relación al bautismo de los creyentes es que aunque la inmundicia de la carne sigue presente, el ahora bautizado debería buscar aspirar a una buena conciencia que fuera un reflejo evidente en su peregrinaje terrenal.

El arca de Noé era una figura y señal (sacramentum) de la iglesia de Cristo, pues salvó solamente a quienes estaban en ella y los que estaban fuera murieron.[21] Este antitipo de agua, en el bautismo no debe ser vista a manera de ritual que da salvación sino por lo contrario, entendiendo el obrar de Dios en el pasado, el cristiano da indicios de su salvación en el acto de obediencia del bautismo al aceptar la salvación eterna espiritual en la resurrección del Salvador. Porque el bautismo es la imagen simbólica de la resurrección de Cristo, así como nuestra propia renovación espiritual.[22]

La Estructura y la Naturaleza de 1 Pedro 3:21

1 Pedro en su estructura y naturaleza está compuesta por dos aspectos importantes dentro de la cosmovisión bíblica. El primero es un aspecto doctrinal y este tiene que ver con el bautismo y el segundo que es un aspecto teológico tiene que ver con la resurrección de Cristo de entre los muertos. El versículo 21 se encuentra en medio de una discusión sobre la paciencia y la justicia de Dios, usando el ejemplo de Noé para ilustrar cómo Dios salva a través del juicio. Pero ahora ante la revelación de Jesucristo la gracia de Dios está disponible para el creyente y él solo tienen que acudir a ese llamado de obediencia con el acto del bautismo. En el versículo 21 Pedro presentó el bautismo como una copia de la liberación del juicio del Antiguo Testamento, la convicción de pecado demanda una repuesta de fe en Cristo y el acto de bautismo describe esta respuesta, por lo que la salvación viene a los creyentes porque Cristo ha resucitado de los muertos.[23]
El erudito Gordon Fee señala que la figura del bautismo con agua es el anuncio del bautismo del espíritu en dos aspectos: (1) por medio de la muerte y la resurrección de Cristo y la obra del Espíritu Santo, (2) al entrar en esta realidad de manera individual, como personas de cada “pueblo y nación”.[24] En su contexto inmediato, Pedro al estar hablando de como Dios purificó el mundo antiguo de manera general con las aguas del diluvio, ahora en el bautismo lo que ocurre en el creyente es una renovación espiritual en un acto terrenal de inmersión bautismal. El acto del bautismo no da salvación eterna sino más bien una limpieza espiritual de todo el corazón y alma y vida. Pedro llama al bautismo el compromiso de una buena conciencia para con Dios (v. 21). Toda la idea y la eficacia del bautismo depende de la resurrección de Jesucristo.[25]

Directrices Generales de toda la carta de 1 Pedro

El propósito de 1 Pedro era animar a los cristianos a enfrentar la persecución de tal forma que la verdadera gracia de Cristo resultara evidente en ellos.[26] En 1 Pedro 3:21, el apóstol señala que la nueva identidad que recibieron por la resurrección de Cristo en el acto del bautismo debía llevarlos a tener vidas santas y obedientes al Señor por su gracia recibida y en la cual ahora confiamos. De acuerdo con el contexto inmediato, el apóstol también apunta a el impacto y la victoria de Cristo en Su resurrección que tuvo en el aspecto espiritual. Este triunfo de Cristo al que están sujetos todos los poderes espirituales (3:22), es lo que simboliza el bautismo que no nos lava del pecado, como sostienen algunas interpretaciones teológicas, sino que es el testimonio de que el creyente pretende vivir con buena conciencia gracias a la resurrección de Jesús el Mesías (1 Pedro 3:21).[27] 

De ser así, el acto del bautismo le da al creyente la convicción y la valentía para afrontar cualquier situación, ya sea en el físico como en lo espiritual, sabiendo que su buena conciencia que busca agradar a Dios, les dará su galardón. En el Nuevo Testamento se ve el canon del bautismo como la identificación simbólica del creyente con la muerte y resurrección de Jesús, a través de la cual el creyente se “reviste de Cristo”, así como una clara expresión de arrepentimiento ante Dios (1 Pedro 3:21).[28] Así como el diluvio sumergió a todas las personas en el juicio de Dios, pero algunos lo pasaron a salvo, de igual manera, para aquellos que están en Cristo lo pasaran a salvo del juicio final de Dios.[29] Pedro les recuerda a los cristianos la seguridad de su salvación que ahora tienen en Cristo, la cual fue sellada en el bautismo y la que al mismo tiempo los llama a mantener una buena conciencia ante Dios, mayormente ante el sufrimiento y persecución, esto debe ser característico de todo creyente.

Conclusión

El pasaje de 1 Pedro 3:21, debe interpretado a la luz de su género literario como una epístola. Tanto en su estructura como en su naturaleza, abarca temas teológicos haciendo referencia a figuras de lenguaje y antitipos que eran conocidos por su audiencia y estos podían ser entendidos acorde a su contexto histórico por el cual atravesaban sus fieles lectores. El apóstol Pedro al haber hecho uso del diluvio y del arca de Noé hizo para su audiencia original una ilustración simbólica de lo que ahora significaba y representaba el acto del bautismo de inmersión. No haciendo alusión a que el acto del bautismo salva al creyente, sino que dicho acto es una representación simbólica de la salvación otorgada por Dios la cual vino como resultado de la resurrección de Jesucristo. Por ello, el único bautismo que podemos considerar que salva a las personas, es un bautismo seco-espiritual que viene mediante la fe en aquel que resucitó de entre los muertos. El Espíritu que tanto en la muerte como en la resurrección de Cristo le dio la victoria y la autoridad sobre las autoridades y potestades, le da a los cristianos la seguridad del arca espiritual de la salvación gratuita otorgada por Dios. A la luz de su contexto, el versículo de 1 Pedro 3:21, ayuda y anima a los creyentes a ser perseverantes en su fe para mantener una buena conciencia ante Dios el Padre, aún y en medio del sufrimiento y persecución o cualquier situación que pudiese presentar en su peregrinaje terrenal para ser un testimonio de la persona y obra de Jesucristo.

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[2] Thomas D. Lea, El Nuevo Testamento: Su Trasfondo y Su Mensaje. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004. 489

[3] William MacDonald, Comentario Bíblico de William MacDonald: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. Barcelona, España: Editorial CLIE, 2004. 1045.

[4] Santa Biblia de Estudio Arqueológica NVI. Miami, Florida: Editorial Vida, 2009. 1604.

[5] José M. Martínez, Hermenéutica Bíblica. Barcelona, España: Editorial CLIE, 1984. 501

[6] Craig S. Keene, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia: Nuevo Testamento. El Paso Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003. 711.  

[9] Robert L. Plummer, Preguntas y Respuestas Sobre Cómo Interpretar la Biblia. Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2021. 195. Los escritores de los relatos bíblicos quieren que los lectores imiten la actitud de los personajes de la historia de honrar y amar a Dios.

[10] Lea, Thomas D. El Nuevo Testamento: Su Trasfondo y Su Mensaje. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004. 490.

[11] R.C. Sproul, La Biblia de Estudio de La Reforma. Sanford Florida: Ligonier Ministries y Poiema Publicaciones, 2020. 2185.

[13] Thomas D. Lea, El Nuevo Testamento: Su Trasfondo y Su Mensaje. El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 2004. 489.

[15] Robert Jamieson, A.R. Fausset, David Brown, Comentario Exegético y Explicativo De La Biblia Tomo 2: El Nuevo Testamento. El Paso Texas: Editorial Mundo Hispano, 2015. 694.

[16] William Sanford Lasor, David Allan Hubbard, Frederic William Bush, Panorama Del Antiguo Testamento: Mensaje, Forma y Trasfondo Del Antiguo Testamento. Grand Rapids, Michigan: Libros Desafío, 2004. 72.

[18] W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine. Estados Unidos de América: Grupo Nelson, 2007. 115.

[19] Craig S. Keene, Comentario del Contexto Cultural de la Biblia: Nuevo Testamento. El Paso Texas: Editorial Mundo Hispano, 2003. 711.

[21] Biblia de Estudio Patrística. Barcelona, España: Editorial CLIE, 2023. 1921. 

[23] David S. Dockery, Comentario Bíblico Conciso Holman. Nashville, Tennessee: B&H Publishing Group, 2005, 2011. 638. 

[24] Gordon D. Fee, Pablo, el Espíritu Santo y el Pueblo de Dios. Miami Florida: Editorial Vida, 2007. 77. 

[27] Cesar Vidal, Pedro el Galileo. Brentwood, Tennessee: B&H Publishing Group, 2023. 257. 

[28] Santa Biblia de Estudio Arqueológica NVI. Miami, Florida: Editorial Vida, 2009. 1604.

[29] John MacArthur, Comentario MacArthur del Nuevo Testamento: 1 Pedro a Judas. Grand Rapids, Michigan: Editorial Portavoz, 2017. 2015.

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