Soltero Por Decisión o Por Desilusión

14 febrero, 2024 – Hernan Gonzalez

Si te encuentras ahora leyendo este blog, es quizás porque tú te sentiste identificado con alguno de los dos conceptos del título. No podemos negar que cada uno tenemos nuestra respuesta acorde a nuestras propias experiencias pasadas. En el tema de las relaciones amorosas en su gran mayoría tienen esa tonalidad de decepción, de desengaño, de traición y de tristeza. Es muy común escuchar historias donde corazones rotos y lágrimas son los mayores recuerdos de nuestro pasado amoroso. Aunque son muchos los factores, así como las causas que han llevado muchos a tomar el camino de la desilusión y la soledad esto ha sido debido a las relaciones pasadas que se volvieron vacías y decepcionantes. Tales rupturas dejan sus cicatrices en nuestros corazones y quizás en nuestras memorias. Aunque las relaciones no son intrínsecamente peligrosas, las expectativas que tenemos de ellas sí pueden serlo.[1] La desilusión se apodera mayormente de nosotros cuando aquello con lo que soñábamos no terminó por hacerse una realidad, y aunado a ello, la nostalgia, los sentimientos de culpa y el remordimiento dan paso a que en el interior de nuestro corazón se vuelva el lugar más desolado de la existencia.

Las rupturas suelen ser nuestro primer contacto con el lado negativo del amor, y la mayoría de nosotros no quisiéramos volver a experimentarlo, algunos de los días más oscuros de una persona soltera llegan después de terminar una relación, abriste tu corazón, compartiste tu vida, obséquiate detalles, construiste momentos inolvidables, y soñaste con tener una vida junto a esa persona; pero todo eso se derrumbó.[2] No pasa mucho tiempo para darnos cuenta que la última página de esa historia ha terminado, lo queramos aceptar o no. Nos cuesta soltar aquello que un día nos hizo soñar. Nos cuesta dejar aquello que un día nos llenó de ilusión e hizo brincar de emoción nuestro corazón. Nos cuesta mucho tener que olvidar aquello a lo que en algún momento en amor le entregamos todo de nosotros.  

La experiencia de tristeza, de soledad, de desilusión y de olvido nunca fue el plan original. Esto no fue así en un principio. La experiencia humana en un mundo caído resultó ser lo más complicado y complejo de este lado de la eternidad. La realidad en la que nos encontramos nos deja ver por sentado las consecuencias que trajo consigo nuestra separación con Dios a causa de la entrada del pecado en el mundo.

Nuestra primera ruptura relacional comenzó con nuestro Padre celestial el cual en un principio había creado un mundo perfecto y todo lo que había en él, era buena en gran manera (Gén. 1:31). La primera pareja humana experimentó la relación más profunda, genuina, sana, sincera y amorosa que nadie más ha vivido después de ellos. Adán y Eva pudieron disfrutar de aquel bello mundo perfecto nunca antes creado. Todo estaba diseñado para ellos. Los protagonistas de la novela, los actores principales de la historia. Solo él y ella, y Dios como su testigo. Pero su historia tomó otro rumbo cuando se les hizo creer algo diferente a lo que Dios ya había establecido para ellos. Fue entonces cuando el pecado hizo su aparición y pasaron de una relación con Dios a lo que hoy comúnmente se conoce como religión.[3]

Génesis revela lo que Dios deseó para la humanidad desde el principio y lo que todavía significa una vida plena hoy.[4] Pero si a tu corazón la desilusión lo ha acaparado por completo será difícil que puedas ver y abrazar esta gran verdad. Cuando el rechazo, la disolución o el engaño llegan a nuestra vida por inercia tendemos a identificarnos con todo lo triste del mundo. Cualquier canción de desamor parece contar nuestra historia. Cualquier poema de tristeza parece describir nuestro sentir. Cualquier noche parece no tener la luz de las estrellas. Y cuando todo esto nos acapara, es que con nuestra desilusión tendemos a culpar a Dios por ello que nunca fue. Cuando somos solteros y el amor viene a tocar a la puerta de nuestro corazón, la ilusión de esa sensación hace que abramos nuestro interior, sin pensar en lo que pudiese suceder al abrir nuestro corazón aquello nuevo que ha llegado. Cuando nos atrevemos a que nos conozcan tanto, nos arriesgamos a que nos hieran, cuando nos atrevemos a tener esperanzas nos arriesgamos a que nos decepcionen.[5] Mayormente cuando abrimos nuestro corazón a la persona incorrecta en el momento equivocado.  

Cuando la desilusión del mundo nos abraza, la esperanza que había en nuestro corazón se apaga. Cuando la desilusión de aquello que nunca fue nos atormenta, nos lleva al más oscuro rincón en donde solo la culpa y la tristeza se vuelven nuestra única compañía. Mi decisión de ser soltero vino a como consecuencia de la desilusión que en algún momento apareció. Culparte a ti mismo se vuelve parte de tu día a día. Sentirte como nada es uno de los mayores sentimientos que pesan en nuestro corazón. La tristeza viene a visitarte en esos momentos de soledad para nuevamente recordarte aquello que nunca fue y prolongar más nuestro estado emocional de desilusión. Una nueva jornada comenzó para mí cuando esa ilusión decidió marcharse. Pero después de pasar por el tiempo de la culpa y posteriormente la resignación, nuestro sentir se vuelve duro e indiferente. Dejamos de percibir lo bello de las cosas creadas por Dios y todo nos parece vacío y sin sentido. Nos volvemos punitivos con nosotros mismos y como mecanismo de defensa, por temor de volver a pasar por otra experiencia similar, decidimos ser solteros y cerrar nuestro corazón aquello que todo el mundo llama amor.   

Cuando vivimos solo de sueños, al despertar y ver la realidad, puede darnos un duro golpe en nuestras emociones y sentimientos, al grado de llegar a molestarnos con Dios porque aquello con lo que soñamos pensamos que no fue la voluntad de Dios, a pesar de que Él sabía que eso era el deseo de nuestro corazón. La dura verdad de esto es que si tu esperanza esta puesta en algo que pudiera ser o no ser la voluntad Dios para tu vida, entonces debo decirte que te estas aferrando a una esperanza débil.[6] La voluntad de Dios para los que son llamados Sus hijos, es agradable y perfecta (Rom. 12:2), pero sobre todo es con un propósito mayor inclusive al que podemos llegar a idealizar. Quizás estar soltero no fue por una decisión que tú tomaste, sino porque aquello con lo que habías planificado o idealizado un futuro, decidió tomar otro rumbo y aquellos sueños y esa vida de eterna felicidad solo quedaron en eso. Intentamos buscar respuestas al indagar en lo sucedido. Nos mantenemos distantes de aquellos lugares o personas que formaron parte de ese mundo. Recordamos fechas que fueron memorables y quedaron marcadas en nuestro calendario, pero ahora solo vemos el final de otra historia.

La desilusión puede llevarnos a tomar decisiones basadas en nuestro sentir negativo y de tristeza, y en lugar de ayudarnos, nos cerraremos en nuestro propio mundo de desamor y desesperanza. Tomamos la decisión de ser solteros, porque pareciera que ese va a ser nuestro destino. Decidimos ser solteros porque pensamos que permanecer solos nos evitará otro dolor y una desilusión menos en la lista. Decidimos permanecer solteros porque tememos amar nuevamente y terminar con el corazón roto. Decidimos permanecer solteros porque llegamos a creer que nadie nos mira con ojos de ilusión. En el tiempo de sanar nuestras heridas de aquella desilusión, la cruda realidad te hace sentir insignificante e inmerecedor de nada, y parte del tiempo de sanidad, un tiempo de espera el cual tampoco es fácil. Cuando entramos por primera vez en la escuela de espera en Dios, el corazón está puesto principalmente en las bendiciones que esperamos,[7] aunque por nuestra desilusión estamos resignados a no esperar nada ya. El tiempo de espera nos permite reencontrarnos con nosotros mismos y ver nuestro verdadero valor como hombre o como mujer, hechos a la imagen de Dios para Su gloria. Eso es precisamente la Buena Nueva del evangelio de Cristo, que ante la desilusión que el mundo nos da, el Hijo de Dios vienen a mostrarnos el verdadero significado de las cosas, y aunque estemos pobres en espíritu, más nuestro daño emocional aquello puede ser un tanto desconocido para nosotros, pero Su amor nos va restaurando día con día. La esperanza en tu soltería es que ya has sido amado(a) y aceptado(a) por un amor perfecto y suficiente.[8] Es el momento de convertirnos en aquello que siempre debimos ser, es el tiempo de volvernos a nuestro primer amor (Ap. 2:4).

Dios en la persona de Su Hijo vino a revelar el verdadero significado del amor al mundo. El amor verdadero no son canciones de desamor, ni corazones rotos ni mucho menos vivir como mendigos del mismo. La desilusión nos hace creer que no merecemos nada o que nunca seremos suficientes para alguien, ni seremos amados, así como nosotros lo hacemos e inclusive, puede llevarnos a pensar que la soltería es lo mejor de la existencia y que no necesitamos de nadie para sentirnos plenos y felices y por ende, la decisión de ser soltero puede surgir por ese empoderamiento y por ese descontento. Hoy Dios nos llama a vivir, no conforme al mundo, sino a la luz de Su inmenso amor revelado en Su Hijo. Si hoy estas soltero porque una desilusión te orilló a esto o estas soltero por decisión propia, lo mejor que hoy puedes hacer para salir de ese bache de la tristeza y desilusión, es comenzar a vivir para lo que Dios te ha llamado. Si en un futuro estas en pajera o estas soltero(a), Dios nos invita a experimentar un avivamiento, a experimentar Su reino en todo nuestro ser, pero esto solo comienza cuando decidimos amarlo con todas nuestras fuerzas con toda nuestra mente, alma, y sobre todo con todo nuestro corazón (Mr. 12:30). Cuando hacemos esto, aquella luz que se apagó en nuestro interior por aquello que nos desilusionó volverá a encender su llama por un amor más grande que es el de nuestro Salvador.
Será entonces cuando el Señor cumplirá Su promesa en tu vida, así como los anhelos de tu corazón al restaurarnos por completo de aquello que nos asedia. Si Dios te ha llamado a vivir este tiempo en soltería o en pareja, recuerda que ante cualquiera que sea tu estatus, Él sigue siendo tu necesidad y tu mayor gozo y sobre todo, tu más grande felicidad se encuentra en el regalo de Su salvación y de Su plenitud.


[1] Paul David Tripp y Timothy S. Lane, Creados Para No Estar Solos. Miramar, Florida: Editorial Patmos, 2023. 28.

[2] Marshal Segal, Soltero Por Ahora. Wheaton, Illinois: Poiema Publicaciones, 2018. 216

[3] Tony Evans, Solteros Del Reino. Carol Stream, Illinois: Tyndale House Publishers, Ing., 2019. 26.

[4] Nancy Pearcey, Verdad Total. Tyler, Texas: Editorial JUCUM, 2014. 99.

[5] Lysa Terkeurst, Limites Saludables, Despedidas Necesarias. Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2023. XIV   

[6] Clara Bastidas, Jamás Solo. Brentwood, Tennessee: B&H Publishing Group, 2023. 62.

[7] Betsy Childs Howard, Tiempos De Espera. Tennessee: B&H Publishing Group, 2023. 16.

[8] Clara Bastidas, Jamás Solo. Brentwood, Tennessee: B&H Publishing Group, 2023. 201.

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